José Gerardo Guarisma Álvarez
Jueves, 23 de octubre de 2008
Rector de la Universidad Bicentenaria de Aragua
Su texto estelar, Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro, es, hoy en día, una referencia infaltable en la consulta y cotidiana lectura de todo estudioso de la Educación.Ello se debe a que el pensamiento de Morin sea, quizás, el gran libro donde se continúa escribiendo el repensamiento del Conocimiento en la Civilización Occidental. La cercanía del gran hombre nos abruma con su extraordinaria densidad intelectual. La visualización de sus ideas y la aproximación a su vida y obra, aumentan nuestro asombro y reconocimiento.
Edgar Morin es el epistemólogo de la Transdisciplinariedad. Es el hombre que nos ha señalado en el momento y contexto que le ha tocado vivir, el agotamiento de la especialización incomunicada y de las disciplinas de compartimientos estancos.Curiosamente, su trabajo reorganiza la mesa que nos legó ordenada un compatriota suyo, Augusto Comte en 1842 con el Pensamiento Positivo, base de la división disciplinar de los saberes, que fundamentaron nuestras primeras herramientas metodizadas de investigación científica, las cuales, al privilegiar el análisis sobre la síntesis, se revelan a través del trabajo de Morin en insuficientes para los retos del Conocimiento en la actualidad. Debo precisar, sin embargo, desde una mirada histórica, que el trabajo innovador de Morin nos coloca en perspectiva la importancia de las disciplinas en el aporte científico.En particular, en Venezuela, ¿Cómo restar méritos al aporte de Villavicencio y sus colegas y alumnos, precisamente los prohombres que le permitieron a este país la entrada al siglo XX? Pero desde luego, los modelos se agotan.
Cuando surgieron áreas de investigación que sobrepasaron las posibilidades de las disciplinas para explicarlas en forma autónoma, entonces se hizo necesaria la colaboración entre ellas para elaborar la aproximación de las soluciones. Pero mas temprano que tarde, los procesos bajo estudio revelaron una dinámica que obligó a la conformación de áreas activas de investigación que definían su propia naturaleza fenomenológica. Y es allí donde Morin aporta la herramienta transdisciplinaria para abordar los problemas de investigación.
Pero, al propio tiempo que indaga con el escalpelo dialógico las vetas subyacentes en el mármol de la realidad donde va construyendo un nuevo conocimiento, Morin genera el salto del plano disciplinar y aborda con una nueva dimensión un cambio completo de perspectiva.Venciendo al bosque de paradigmas encontrados que proliferaban con abundante arborescencia, Morin accede a diseñar el enfoque transdisciplinario. ¿Donde se encuentra el punto de inflexión, quizás de sublimación, dicho con mayor propiedad? Donde más cercano lo tenía. En la propia épica intelectual de su vida, de sus andares entre paradigmas que en alguna oportunidad cortocircuitaron y produjeron un maravilloso chispazo de ingenio y creatividad asociativa.
Morin no proviene del escritorio sereno del investigador sembrado a un cubículo en donde especula su universo de conexiones. Morin es un avis raris, es un científico de trincheras. Muy temprano en su juventud le tocó luchar combativamente contra la ocupación nazi y la falange franquista. No negó este sabio maestro, los años de su primera juventud a la búsqueda de las libertades sociales e individuales que procuraban derrotar el yugo dictatorial en Europa. Participó en la liberación de Paris (agosto de 1944) y al año siguiente, se casa con Violette Chapellaubeau, y se va a vivir en Landau in der Pfalz, en calidad de teniente del Ejército Francés de Ocupación en Alemania. Sus características de creador intelectual sin guión previo deterioraron su relación con el partido comunista debido a su postura crítica y finalmente fue expulsado en 1951 debido a un artículo publicado en France Observateur. Ese mismo año fue admitido en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), previa recomendación de algunos intelectuales.
Morin se inicia entonces en el campo de la antropología social con aproximación al surrealismo, compartiendo sus ideas sociales con Franco Fortini y Roberto Guiducci, así como Herbert Marcuse y otros filósofos. Funda y dirige la revista Argumentos (1956-1962) al tiempo que vive una crisis de consciencia propia de la juventud francesa de la época que entendía como incompatibles la acción colonialista francesa en ultramar con los derechos humanos y soberanía de los pueblos sojuzgados, manifestándose contra la guerra argelina (1954-1962).
Al comienzo de los años sesenta, Morin inicia trabajos y viajes por América Latina que le impactaron por su presencia cultural y antropológica. No era ajeno Morin a ese vasto universo que descubría. En el fondo de su ser, latían las voces de los judíos sefardíes españoles de sus antepasados.De tal forma que en su raíz cultural ancestral, la visión ha debido palpar su luz para buscar sus orígenes.El mundo muy bien pudo haber comenzado acá..Siente la acción de la balanza cósmica que le traduce el equilibrio universal de las culturas equipolentes, que le orienta en la configuración de un pensamiento que haga complementar el desarrollo del sujeto. La Holística iba tomando forma en su espíritu de investigador acucioso que no se conformaba con el discurso de las formalidades académicas.El estaba escuchando en Latinoamérica otras resonancias, otros sonidos que trascendían a lo meramente cognitivo,pero que sin duda, estaban allí para modelar nuevas aproximaciones.Ya en Poulhan, y en compañía de sus colaboradores, desarrolla una investigación de carácter experimental que culmina con la tesis de la transdisciplinariedad, que le genera mayores contradicciones con otros académicos.
Durante la revuelta estudiantil del mayo francés (1968), escribe artículos para Le Monde, en los cuales descifra el significado y sentido de ese suceso. Esta referencia es crucial para entender la proyección de su pensamiento y obra, que tiene su génesis en el propio embrión de la sociología educativa.
Con el surgimiento de la revolución bio-genética, estudia el pensamiento de las tres teorías que llevan a la organización de sus nuevas ideas (la Cibernética, la Teoría de Sistemas y la Teoría de la Información). También se complementa en la Teoría de la Auto-organización de Heinz von Förster. Para 1977, elabora el concepto del conocimiento enciclopedante, del cual liga los conocimientos dispersos, proponiendo la epistemología de la complejidad. Se trata de una relectura del Enciclopedismo de D' Alembert, pero ahora con énfasis en las conexiones, en la comunicación de los saberes y no en su esencia.Las respuestas, hay que buscarlas en la dialógica comunicacional de los saberes.La verdad no como espacio, hito o lugar, sino como discusión susceptible de intercambiar hallazgos para redefinirse continuamente.Una verdad fluida y no concreta.Una verdad que cambia de estado.
El pensamiento de Morin, basado en la idea de las tres teorías, sostiene que todavía estamos en un nivel prehistórico con respecto al espiritú humano y que solo la Complejidad puede civilizar el conocimiento. Conduce a un modo de construcción que aborda el conocimiento como un proceso que es a la vez, biológico, cerebral, espiritual, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico, en contraposición a la epistemología tradicional que asume el conocimiento sólo desde el punto de vista cognitivo.
En él podemos adentrarnos en el desarrollo de la naturaleza humana multidimensional, la lógica generativa, dialéctica y arborescente, donde el universo es una mezcla de caos y orden; a partir del concepto y práctica de la Auto-eco-organización, el sujeto y el objeto son partes inseparables de la relación autorganizador-ecosistema.
Es el mérito de Morin, la introducción en la ciencia de conceptos que estaban en tránsito para ser aplicarlos a su pensamiento (aleatoriedad, información en el ambiente y sujeto con su creatividad) y ver los fenómenos integrados en el énfasis de las emergencias e interacciones y no en las sustancias, problema con el cual lidia la filosofía desde sus orígenes a través del esencialismo.
El reto de Morin ahora, paradójicamente, quizás escape a su propio alcance. ¿Cómo evitar que su legado sea convertido en un dogma? ¿ Cómo evitar que el bronce de las interpretaciones definitivas no le quiten la flexibilidad de sus movimientos?. El desarrollo de la Complejidad como Teoría del Conocimiento apenas comienza su tránsito. El choque con la galaxia de la Complejidad matemática es inevitable a futuro como lo será la colisión de la Vía Láctea con Andrómeda. Se sabe que el encuentro de las galaxias espirales en el espacio dará origen a una galaxia de perfil elíptico. ¿Como será el nuevo conocimiento que el futuro de la Complejidad anuncia? ¿Sobrevivirá acaso a los dogmas de secuencias regresivas deterministicas que tratan de reescribir en el papel de sus postulaciones las anotaciones al margen que Comte dejó en el escritorio de Saint Simon? Todo estará por escribirse.Mientras tanto el tren del conocimiento da la mas cálida bienvenida a la estación Morin.
--
Por una "HUMANIDAD MAS HUMANA " ...en XinergiaS !!!
Xaludos
Amilcar Perez Lista ( Xibersor )
www.AmilcarX.com
-----------------------------------------------------
XinergiaS : " .-._. UNO en TODOS y TODOS en UNO .-._. "
TLF.:0212-3527982- 0416-8297276
www.XinergiaS.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario